Digital de

Jan 07, 2024

Publicado por Simon Brew | 3 de agosto de 2023 | Característica

Algunas reflexiones sobre el rejuvenecimiento digital, Indiana Jones 5 y por qué la tecnología aún no es del todo creíble...

Ya parece que los primeros 20 a 25 minutos de Indiana Jones & The Dial Of Destiny han sido analizados con cierto detalle, solo un mes después de su lanzamiento al mundo. La película, el canto del cisne, por supuesto, para uno de los personajes más queridos del cine, comienza de manera ambiciosa con una secuencia de acción extendida, que nos lleva hasta 1944. La cuestión es que esa secuencia de acción presenta a Harrison Ford, que tenía más de 70 años cuando lo disparó, y algunos dobles ingeniosos. Luego, todo esto se une a través de una gran cantidad de trabajo informático, que aparentemente ha envejecido a Ford para hacerlo aparecer una vez más como un Indy más joven.

Esto no es nuevo. La primera vez que vi que la tecnología se utilizaba activamente para rejuvenecer a un actor durante un período prolongado de tiempo en pantalla fue en X-Men: The Last Stand de 2006, no es la entrada más preciada de esa franquicia en particular. No fue la primera película en hacerlo, más bien fue la primera que pareció apropiarse descaradamente de lo que había hecho. Anteriormente, estos retoques digitales no eran tan publicitados, como se analiza en este excelente artículo de FX Guide (en particular, citando el trabajo de retoque digital en Terminator 3: Rise Of The Machines de 2003).

Si bien la tecnología y la gran cantidad de poder digital que sustenta todo este trabajo claramente han avanzado enormemente en los 20 años transcurridos desde entonces, los problemas residuales, en mi opinión, no lo han hecho. Después de todo, el cine requiere cierto grado de suspensión de creencias y que las películas y las historias funcionen dentro de sus propias realidades. En el caso del rejuvenecimiento digital en esas historias, mi problema sigue siendo el siguiente: todavía no lo compro.

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Desde que salí de Indiana Jones & The Dial Of Destiny, he estado pensando mucho en esto. ¿Por qué te molesta? ¿Es esa vieja costumbre de que si estoy pensando en la tecnología, entonces no pienso en la historia? Bueno, muy posiblemente. Pero específicamente para Dial Of Destiny, la historia todavía era un misterio en esa secuencia inicial. Sin embargo, sentí que estaba viendo un gráfico de PlayStation 5 muy bien renderizado. Gráficos fantásticos, no un humano.

He concluido dos cosas, cuanto más lo pienso.

En primer lugar, el envejecimiento digital se centra con demasiada frecuencia en lo visual y no tiene en cuenta otro ingrediente clave del cine: el sonido. En el caso de la aventura más reciente de Indiana Jones, incluso si hubiera comprado completamente la representación visual frente a mí (y casi lo hice), las ruedas se salen un poco cuando Indy abre la boca.

Después de todo, no son sólo los cuerpos los que envejecen a medida que envejecemos. Nuestras voces también. Escuche a Michael Douglas en la última película de Ant-Man, aceptando que ha pasado por problemas de salud bien conocidos, y el paso de la mayor parte de una década ha visto cambiar también el tono de su voz. Lo mismo ocurre con Harrison Ford. No es culpa de ninguno de los actores y, si se inclina, se puede aprovechar muy bien. Pero ese personaje de PlayStation 5 que estaba viendo en la pantalla sonaba como un hombre de unos 70 años. Dos cosas me sacaron de la realidad del momento, y me pregunto si fue la combinación de ambas lo que me hizo dejar de creer lo que estaba pasando.

El segundo desafío que enfrenta el rejuvenecimiento digital, nuevamente en mi opinión, se destacó por lo que probablemente sigue siendo su despliegue de más alto perfil hasta la fecha: la película de Martin Scorsese de 2019, The Irishman. Aquí hay un drama de mafias de cuatro horas de las cuales alrededor de dos horas y media de tiempo en pantalla implican cierto grado de engaño de efectos digitales. Es bien sabido que personajes como Al Pacino, Robert De Niro y Joe Pesci regresaron a su versión más joven para las primeras partes de esa historia en particular, y visualmente, creo que esto se hizo con más éxito de lo que vi la otra semana.

Pero aún así, hubo grietas. Una secuencia que involucra patadas en la acera revela que los hombres de apariencia joven en la pantalla tienen el andar y el movimiento de, bueno, hombres mayores. Sin embargo, el sonido no me pareció problemático en The Irishman, y la brecha se sintió realmente impresionantemente estrecha y pequeña.

El irlandés

Sin embargo, todavía había una brecha, un pequeño rayo de luz para puntualizar lo que estaba sucediendo. Es una brecha que demuestra el alto listón al que aspira el rejuvenecimiento digital para poder funcionar: que en realidad tiene que ser perfecto para que los cineastas lo logren. Tiene que ser completamente imperceptible, a menos que se interprete para lograr algún tipo de efecto, de modo que la audiencia no se aparte de la narrativa y cuestione lo que está viendo.

El problema, además, es que no importa cuánto pasen por alto los cineastas, toda esta tecnología me parece bastante binaria: o funciona o no. No estoy diciendo que la apertura de Indy 5 podría haberse hecho con dibujos de palos y lo que estaba viendo estaría igualmente convencido, pero es como si golpearan el poste y aún así fallaran el gol. Los cerebros humanos están casi entrenados para detectar el más mínimo defecto en lo que procesan, y son muy buenos en eso. Si hay algún tipo de fallo o momento que desafía la realidad de lo que estamos viendo, entonces es una molesta campana de alarma en nuestro cerebro.

Todo lo cual es increíblemente injusto para los diversos magos de los efectos visuales de todo el mundo que luchan por lograr logros técnicos genuinamente impresionantes en la pantalla, de una manera que merece funcionar mejor de lo que podría decirse que es. Quizás la tan extrañada directora Penny Marshall tuvo el enfoque correcto. Cuando llegó a hacer su muy querida película de béisbol de 1992, A League Of Their Own, y la ubicó en dos períodos de tiempo diferentes, no utilizó trucos visuales ni maquillaje costoso, ni sacó su Commodore 64 para una película gráfica. gitano.

En cambio, ella solo tenía un elenco antiguo y uno más joven. Recuerdo haber visto la película en ese momento (y la más reciente Greatest Days lo hace muy bien) y pensé que, en el mejor de los casos, era un poco extraño, pero lo acepto. Mi cerebro rápidamente pasó de uno a otro y todo tenía sentido. Incluso con la serie Indiana Jones de antemano, hemos visto esto en el prólogo de Indiana Jones & The Last Crusade, donde River Phoenix asume el papel, pero acepto que refundir Indy de 1944 es más problemático, dado que Ford estaba desempeñando el papel. él mismo del personaje a esa edad.

Por supuesto, cuando Marshall hizo A League Of Their Own, fueron las capas de maquillaje las que tendieron a ser la pieza de efectos de envejecimiento más destacada en la pantalla. ¿Habría optado por las computadoras si hubiera hecho la película hoy? No me corresponde a mí decirlo, pero me gustaría pensar que ella no lo haría. Porque mientras miras la película tres décadas después, simplemente funciona. Por el contrario, al ver X-Men: The Last Stand nuevamente casi 20 años después, algunos gráficos por computadora de aspecto sospechoso se ven aún más sospechosos.

Es un negocio difícil, el mundo de los efectos visuales, que ha estado dominado por titulares sobre cultura crítica, despidos y salarios bajos. Yo agregaría algo más a esa lista: a los genios de los efectos visuales, y realmente son genios, se les podría pedir que hagan algo que en realidad es imposible; ciertamente, en la última Indy hay algo que pueda guiarse. Tal vez sea mejor desplegar sus esfuerzos en otra parte, y tal vez un buen doble o dos podrían ser la inversión y el truco más inteligente para contar historias.

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